Hoy las ilusiones en mi vida tal parece que tenían prisa de salir y no me di cuenta que la ventana resulto perfecta para emprender la huida, no me percate de ello y al amanecer me encontraba sola, recostada sobre la misma cama pero con un vació rodeándome; me muerdo un labio buscando en mi cabeza la respuesta al porque, pero no la hay, como puedo me incorporo pongo los pies sobre la alfombra y reúno las fuerza que me restan para ir a enfrentar al mundo.
Me baño, lento mas de lo normal, me pongo lo primero que se atraviesa en mi camino y salgo a la calle con rumbo a mi trabajo, salgo y camino por la calle mientras me amarro el cabello en una mal hecha cola de caballo, voy paso a paso sin rumbo, solo camino.
Me detengo en la esquina donde habitualmente espero el microbús para ir a trabajar, veo que un joven se mira de manera insistente pero no tomo importancia a sus miradas, y continuo, abordo y pago como siempre, me siento y se sienta junto a mi, lo miro de manera retadora pero no digo ni una sola palabra, solo lo miro y regreso la vista al frente.
Se mantiene al margen buena parte del camino hasta que su boca e abre y me dice -hola- lo miro en otras circunstancia no le hubiera contestado sin embargo su presencia me inspiro cierta confianza así que exhalé un tímido –hola- no hubo mas que silencio…
No sabia que mas decir, quizá esperaba que el tomara la iniciativa pero no, nada… así que continuo mi camino, me levanto y me dispongo a bajar del microbús, toco el timbre, se detiene y desciendo, y camino en sentido contrario al que llegue pero una voz me detuvo y dijo – pero, no oí tu nombre, ¿cómo te llamas?, sonreí de manera un tanto irónica pero conteste Ana y ¿tu? Jonás…
Preguntó si tenía prisa y sin dudarlo dije – ¡no!- como si de antemano supiese que no iría a trabajar y que solo deseaba vagar por ahí, tomo mi mano y la coloco sobre su brazo para que y pudiese sostenerme no opuse mucha resistencia, caminamos y me dijo – te gusta el café, espero que si porque yo lo amo- como decirle que no si el café prácticamente es lo que me mantenía con vida, lo deje que actuara, me dejaba llevar.
Llegamos a un lugar pequeño con cinco o seis mesas, me ayudo a sentarme, todo un caballero el hombre, mientras lo observaba me dejaba consentir, estaba como en un trance, solo me dejaba llevar, lo observe, hablo y hablo, de la vida, del ser, del estar… del amar, no podía mas que escuchar atenta, dejarme llevar por esas palabras que hace tanto quise escuchar.
Es como estar dentro de una almeja creyendo que eso es todo lo que hay y cuando sales de ella descubres un mar de cosas maravillosas con las que es mas nunca soñaste, es mágico es como estar en medio de un transe hipnótico, casi como volar, indescriptible, creo que a eso sabe la libertad…
Reímos como hace mucho tiempo no lo hacia, me invito a soñar a vivir, me abrió la puerta a realizar todo con lo que siempre soñé, todo aquello que antes estaba prohibido, todo aquello que antes se me negó. Sin dudarlo…me sentí inmensamente feliz.
